Las nuevas tecnologías son un medio y un recurso más que progresivamente están desplazando lo analógico y lo presencial. Son útiles para colaborar en la resolución de los problemas educativos. Es decir, no son la fórmula mágica para reformar los problemas existentes en las escuelas y los dilemas pedagógicos actuales, pero sí una herramienta que puede contribuir a mejorar el desarrollo. Del mismo modo, son eficaces para establecer nuevas formas de comunicación y espacios de aprendizaje. Permiten ampliar la oferta formativa, favorecen una relación más fluida y directa entre los profesores y los alumnos (tutorías virtuales, uso de correos electrónico y de comunicaciones virtuales, etc.) y sobre todo, permiten la aparición de nuevos modelos educativos (más alejados de las tradicionales formas magistrales).
Por último, desde el punto de vista del educador de personas adultas, las nuevas tecnologías facilitan la formación permanente de aquellas personas que desean continuar aprendiendo y sobre todo, permite que personas con circunstancias familiares y laborales concretas, se reenganchen al sistema educativo con numerosas facilidades.
Para los educadores y trabajadores sociales, debido a las características de nuestra profesión, continuar formándonos es imprescindible, y sobre todo, adquirir nuevos conocimientos sobre dinámicas sociales, recursos, técnicas, métodos, etc. , de modo que las nuevas tecnologías son un elemento muy útil para compaginar nuestra futura actividad laboral con la formación continua.
Del mismo modo, nos aportan nuevas formas de interactuar entre los mismos profesionales, lo que tiene una repercusión positiva en los usuarios (cuanto más fluida sea la relación entre los profesionales que atienden a un usuario, existirá una respuesta más eficaz y rápida ante su problemática).